martes, 11 de septiembre de 2012

Aún sigo buscando tu mirada entre la gente.

 
 
Misma historia, doble vida, el mismo rollo de siempre. Solo que esta vez, una de las vidas, cambia por completo. Lejos de la niña de los vestidos de princesa, (sí, esa que se pone colorada con cualquier tontería), estamos con otra chica totalmente distinta, de las que le habrían gustado a Leiva, el de Pereza, por eso de los pitillos ajustados.
Y es que con los pies fríos no se piensa bien. Y menos cuando tienes el corazón hecho pedazos. Entonces, hagas lo que hagas, seguirás viendo la vida pasar de la misma manera: siempre oscura y gris. Pero lejos de lo que pueda llegar a pensar la gente, ahí estamos, manteniendo las siete vidas que tenemos a base de reconstruirnos por dentro poco a poco, con ayuda de música y helado.
Si total, para qué necesitamos más. Nos tenemos la una a la otra y eso vale.
Aunque hubo un tiempo en que fuimos felices. No siempre nos hemos basado en cenizas. También hemos llegado a conocer los escalofríos, el temblor en las piernas, las mariposas en el estómago, el 'qué me pongo hoy, que voy a verle...'. Es cierto que la vida no es siempre color de rosa, ¿vale?
Pero yo sé que seguiremos hacia adelante. Resugiremos de nuestras propias cenizas, como hemos hecho más de una vez. Solo que esta vez, será juntas.
Se lo prometo.
No habrá día en que no se me ocurra despertarla con un 'buenos días princesa', tan sólo por el simple hecho de que sé que esos pequeños detalles, pueden sacarle una sonrisa. Me recorreré las calles hablando de amores imposibles con ella, si es necesario, y adornaré los amaneceres para pintarlos con sus sonrisas. Porque ella no es quién para llorar. No habrá más lágrimas en sus ojos, ni tampoco malos momentos. No mientras yo esté a su lado.
Juro convertir todo lo malo en bueno, y no dejar que nada se interponga en que ella sea feliz. Se lo prometo. Porque se lo merece. Mi niña... te quiero mucho. Y pase lo que pase, que quede claro, que con, o sin mi ayuda, saldrás hacia adelante. Y gracias. Por todo. Por nada. Por ser tú. Y por ayudarme a ser yo. Por respirar. Gracias, cielo.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario