domingo, 4 de marzo de 2012

Never one without the other, we made a pact.


Siempre quería hacerse el duro, y no le gustaba parecer indeciso delante de los demás. No quería que hubiese nadie más fuerte que él, y lo dejaba claro jugando al futbolín. Quienes pensaban que le conocían, estaban muy equivocados, porque siempre sorprendía con algo que parecía inventado. Le encantaba que el resto del mundo pensase que era un tío duro con las chicas, que sólo las utilizaba como desahogo y vía. Incluso tenía engañado a su mejor amigo.
Porque él se guardaba el corazón en la manga, y sólo tenías que hacerle cosquillas en el cuello para ver que no era un tipo duro. Con solo una mirada, sonreía de oreja a oreja, y pocas personas he conocido que se hayan preocupado tanto por mí como lo hizo él.
Aunque no lo admitiese en aquel momento, siempre tenía dudas, como el resto de los seres humanos. Y se hacía querer, aunque él dijese que no. Pero para quien él quisiera, era (y es) adorable. Y eso lo saben hasta los chinos de Rusia. Y sí, es muy dado a gastar bromas y dar contestaciones, pero a veces, venía sigiloso y me abrazaba por la espalda, diciéndome cosas bonitas al oído. Y no fue, ni por asomo, un tipo duro conmigo. Porque me quieso. Y aunque él no lo quiera admitir...

Yo sé que por dentro, está hecho de colores.

1 comentario:

  1. Me gustaría mas si saliesen mis ojos en vez de los suyos. Pero aún así te quiero.

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