No busco nada raro. Sólo alguien que siente que se cae el mundo si discutimos y me abrace tirando su orgullo. Que le haga enloquecer, que alargue cada una de nuestras despedidas dos minutos más y que quiera comerme a bocados, como se muerden los patitos y los peces. Alguien que me haga reír hasta llorar y que me haga reír cuando no puedo dejar de llorar.
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