martes, 7 de junio de 2011

Pqña princeza


Que ya me desespero. Que no sé cómo hacer entender a la gente que muchas veces quiero estar sola, pero que a la vez, quiero que me quieran. Nadie me entiende. Nadie excepto ella. Ella, que es la que acepta mis malas costumbres, y aguanta mis largos días de lloros. Ella, que me invita a comerme el mundo a comerme el mundo cada día, y que se ríe a la vez que yo. Ella, que escucha todo lo que tengo que decir, y no me judga por cualquiera de mis disparatadas opiniones. Ella, que es tan cotilla como yo, y le gusta un chico que yo me sé. Ella, que que me entiende cuando le digo que le odio y le quiero a la vez. Ella, que sabe que me siento sola, y se queda conmigo. Ella, que mira hacia otro lado cuando la digo que es preciosa y muy dulce, y hace el tonto conmigo por la calle. Ella, que se enfada cuando intenta concentrarse en inglés y yo no le dejo. Ella, que perdona mis estupideces y me llama flor. Ella, que es la persona más guapa, lista, sensible, amable, graciosa, guapa, mala y enamoradiza que he conocido en la vida. Ella, que es tan buena, que hasta Blancanieves la tiene envidia. Ella, que grita cada vez que me ve, y viene corriendo a abrazarme. Por ella es por lo que soy hoy así, tan tonta, y un poquito mejor persona. Hoy mi blog se viste de ella, porque se lo merece, por haber estado aguantándome y queriéndome de esa forma tan suya que tiene. Y yo también la quiero. Aún no sé cuanto, pero seguro que es mucho más que muchísimo. 
Elena, gracias por existir.

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