Sigo siendo la pieza clave. Como el sinsajo de aquel libro.
Un solo fallo, y se acaba todo.
Dame un minuto, deja que te cuente. Déjame que piense. Déjame
que entre en tu mente. Deja que te busque, que te encuentre.
No es que esté hecha un lío, que también. Mas bien, es que
me estoy comportando como ellos esperan que me comporte. Que el tiempo se burla
de mi alma, y aunque vea el vaso medio lleno, no veo el futuro claro.
Me gustan sus besos, pero hay cosas que me dan miedo. Cosas
para las que no estoy preparada todavía. Y encima ahora no veo clara la
reacción de mi chico de los abrazos. No sé si se alegra por mi, como en un
primer momento pensé que haría, o simplemente se arrepiente de que yo esté
viviendo esto. Yo creo que eso de que él no pueda decir nada para que yo
cambie de decisión le influye. Pero confío en él, porque tuvo razón desde un
primer momento. Que esto no es lo que yo busco, y ahora no se como salir del
juego.
Y lo que yo me pregunto, es por que tendré la sensación de
que él no quiere que yo sea querida. Vale, rectifico. No se por qué tengo la sensación
de que él no quiere que sean otros los que me quieran. Igual fueron sus
palabras, el día que se lo conté. O igual la forma en la que me miró el día que
nos vimos y nos pusimos a hablar del tema.
Yo, que siempre he tenido el control de mi desorden, no sé
qué que es lo que espero, ni tampoco qué es con lo que me conformo. De momento,
ponle más arena al reloj, para que no se le acabe el tiempo.
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