Por ejemplo hoy, que me he reunido con una chica maravillooooooosa, que fue mi mejor amiga...y bueno, sea como fuere, ya no lo somos, pero seguimos llevándonos igual de bien. Y por eso, he llorado hoy con ella. Porque hemos recordado lo que fuimos, y lo que nos hizo separarnos. Recordamos los buenos momentos, y nos imaginamos cómo serían los malos, los que nunca tuvimos.
Y hablamos durante horas y horas, y entonces me acordé de lo que sentía estando a su lado...porque por aquellos entonces aún creía en las amigas, y bueno...eché de menos pasar ratos junto a ella, y preparar chocolate caliente y untárnoslo por la cara, riendonos de la otra. Le pedí perdón de corazón, por el único error que cometí estando a su lado. Escogí mal, y eso conllevó que mi vida fuese a peor.
Pero sabe que no me arrepiento. Que la quiero. Que fue mi error, y yo tengo que pagar por ello. Que aunque lo esté pasando mal, estoy aprendiendo lecciones de la vida, que no sabía hasta ahora. Y que me va a tener aquí, SIEMPRE. Pase lo que pase.
¡¡QUE TE QUIERO GATICURRI!!
Vaya, bien dicho Alba. A veces es imprescindible llorar, ya sea por dolor, por recordar, por tristeza... como siempre me decía un amigo, hay que sacarlo fuera. No hay que guardarlo dentro.
ResponderEliminarLástima que cometieras aquel error y que haya conllevado todo esto, pero tienes razón, así se aprende, de nuestros errores. Fastidia mucho, en ocasiones, no poderlos cambiar. Pero qué vamos a hacer, ¿verdad? Sólo nos queda aceptarlos y dejar de crucificarnos.
Nos iremos leyendo. Te sigo :)