Ser la chica de los lazos es difícil. Y ella lo sabe mejor que nadie.
Tener que enseñarle una sonrisa al mundo, aún incluso cuando está rompiéndose en pedazos, es complicado. Dividir tu corazón en dos, también lo es. Aún sabiendo que hasta eso acabará mal. Porque no hay peores heridas que las del corazón. O eso dice la gente.
Ella lo sabe, lo tiene comprobado. Sabe que es peligroso entregar el corazón a una sola persona, que posiblemente no sepa ni siquiera lo que es querer de verdad. Entregarlo el corazón entero, y que vuelva hecho piezas. Sí. Sí que es peligroso.
La chica de los lazos sabe que después de intentar arreglarlo miles de veces, aparece alguien de esos por los que parece que vivir, vale la pena de verdad. Alguien por quien sonreír. Alguien que, tal vez no es perfecto, pero que hace que el resto del mundo quede como seres inferiores. Alguien que puede que nunca haya conocido el amor verdadero. Alguien que en un primer momento, no estaba planeado que entrase en su vida a desorganizarlo todo. Alguien con quien ser ella misma de verdad.
Alguien que sabe de antemano que va a hacerla daño. O quizás no. Porque quizá no se arriesgue ni a intentarlo si quiera. Porque por experiencias pasadas, sabe que no quiere volver a estar como ya estuvo tiempo atrás. Pero siempre piensa que la posibilidad está ahí. Y el qué dirán los demás también. Y eso que a ella es lo que menos le importa en este momento. La opinión de la gente, quiero decir.
Solamente hay una opinión que podría tener en cuenta. La única razón por la que no se atreve a hacer nada. Las dos únicas razones, mejor dicho. Y son, precisamente, las razones que en el fondo la están matando.
Dejó de pensar en lo que podría ser bueno o no hace mucho tiempo. La chica de los lazos cree que de vez en cuando, es mejor dejarse llevar. Soltarse la melena. Dejarse de tonterías y buenas maneras, y empezar a vivir la vida de verdad. Que si recibe un beso o dos de un amigo, ¿qué importa? Eso la viene bien. Recordar. Recordar que un día fue feliz, y que sea como sea, y tarde el tiempo que tarde, conseguirá ser feliz.
Con o sin él. Con, o sin ellos. Pero feliz.
Feliz de verdad, como nunca lo ha sido. Despertará al mundo todas las mañanas antes de que suene el despertador, y alumbrará a las sombras con su sonrisa. Descubrirá que, lejos de la vergüenza y la soledad que a veces siente, hay una chica completamente distinta.
Y aunque a veces grite al cielo su nombre... va a saber vivir. Lo tiene claro.
La chica de los lazos está preparada para empezar de cero.
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